sábado, 19 de abril de 2014

EL VIA CRUCIS, RELATADO POR LA BEATA ANA CATALINA EMMERICH- DECIMO CUARTA ESTACION



DECIMO CUARTA ESTACION: JESUS ES SEPULTADO.
 
Adoramos te, Christe, et benedicimus tibi.
Quia per sanctam crucem, team redemisti mundum.
 
Los hombres pusieron el sagrado Cuerpo sobre unas parihuelas de cuero, tapadas con un cobertor oscuro. Nicodemus y José llevaban sobre sus hombros los palos de delante y Abenadar y Juan los de atrás. En seguida venían la Virgen, Magdalena, y María Cleofás, después las mujeres que habían estado sentadas a cierta distancia, Verónica, Juana Chusa, María, madre de Marcos, Salomé, mujer de Zebedeo, María Salomé, Salomé de Jerusalen, Susana y Ana, sobrina de San José; Casio y los soldados cerraban la marcha. Se detuvieron a la entrada del jardín de José, que abrieron arrancando algunos palos, que sirvieron después de palancas para llevar a la gruta la piedra que debía tapar el sepulcro. Cuando llegaron a la peña, levantaron el santo Cuerpo sobre una tabla larga, cubierta de una sábana. Las santas mujeres se sentaron en frente de la entrada. Los cuatro hombres introdujeron el cuerpo del Señor, llenaron de aromas una parte del sepulcro, extendieron una sábana sobre la cual pusieron el cuerpo y salieron. Entonces entró la Virgen, se sentó al lado de la cabeza, y se bajó llorando, sobre el cuerpo de su Hijo. Cuando salió de la gruta, Magdalena entró y besó, llorando, los pies sagrados de Jesús; pero habiéndole dicho los hombres que debían cerrar el sepulcro, se volvió con las otras mujeres. Pusieron la tapa de color oscuro, y cerraron la puerta. Todos volvieron a la ciudad.
José y Nicodemus encontraron en Jerusalen a Pedro, a Santiago el Mayor y a Santiago el Menor. Vi después a la Virgen Santísima y a sus compañeras entrar en el Cenáculo; Abenadar fue también introducido, y poco a poco la mayor parte de los Apóstoles y de los discípulos se reunieron en él.
Tomaron algún alimento, y pasaron todavía unos momentos reunidos llorando y contando lo que habían visto. Los hombres cambiaron de vestido, y los vi después, debajo de una lámpara, orar.


PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA.
 
JESÚS, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.


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