sábado, 19 de abril de 2014

EL VIA CRUCIS, RELATADO POR ANA CATALINA EMMERICH - NOVENA ESTACION



NOVENA ESTACION: JESUS CAE POR TERCERA VEZ.
 
Adoramos te, Christe, et benedicimus tibi.
Quia per sanctam crucem, team redemisti mundum.

Una vez llegado al Calvario, en la cercanía inmediata del punto en que iba a ser crucificado, Jesús cayó por tercera vez, exhausto y sin arrestos ya para levantarse. 
Se pusieron en marcha, Jesús, doblando bajo su carga y bajo los golpes de los verdugos, subió con mucho trabajo el rudo camino que se dirigía al norte, entre las murallas de la ciudad y el monte Calvario. En el sitio en donde el camino tuerce al meidodía se cayó por sexta vez, y ésta caída fue muy dolorosa. Los malos tratamientos que aquí le dieron llegaron a su colmo. El Salvador llegó a la roca del Calvario, donde cayó por septima vez. Simón Cirineo, maltratado también y agobiado por el cansancio, estaba lleno de indignación: hubiera querido aliviar todavía a Jesús, pero los alguaciles lo echaron, llenándole de injurias. Se reunió poco después a los discípulos.
Echaron también a toda la gente que había venido por mera curiosidad. 
Los fariseos a caballo habían seguido caminos cómodos, situados al lado occidental del Calvario. El llano que hay en la elevación, el sitio del suplicio, es de forma circular y está rodeado de un terraplén cortado por cinco caminos. Estos cinco caminos se hallan en muchos sitios del país, en los cuales se baña, se bautiza, en la piscina de Betesda: muchas pueblos tienen también cinco puertas. Hay en esto una tremenda siginifación profética, a causa de la abertura de los cinco medios de salvación en las cinco llagas del Salvador. 
Los fariseos a caballo se pararon delante de la llanura al lado occidental, donde la cuesta es suave: el lado por donde conducen a los condenados, es áspero y rápido.
Cien soldados romanos se hallaban alrededor del llano. Mucha gente, la mayor parte de baja clase, extranjeros, esclavos, paganos, sobre todo mujeres, rodeaban el llano y las alturas circunvecinas, no temiendo contaminarse. Eran las doce menos cuarto cuando el Señor dio la última cáida y echaron a Simón. Los alguaciles insultando a Jesús, le decían: ``Rey de los judíos, vamos a componer tu trono´´. Pero Él mismo se acostó sobre la cruz y lo extendieron para tomar su medida, en seguida lo condujeron setenta pasos al norte, a una especie de hoyo abierto en la roca, que parecía una cisterna: lo empujaron tan brutalmente, que se hubiera roto las rodillas contra la piedra, si los ángeles no lo hubiesen socorrido. Le oí gemir de un modo que partía el corazón. Cerraron la entrada y dejaron centinelllas. Entonces comenzaron sus preparativos. En medio del llano circular estaba el punto más elevado de la roca del Calvario; era una eminencia redonda, de dos pies de altura, a la cual se subía por escalones. Abrieron en ella tres hoyos, adonde debían plantarse las tres cruces, e hicieron otros preparativos para la crucifixión.


PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA.
 
JESÚS, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.

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