jueves, 6 de febrero de 2014

CONSAGRACIÓN A LA SANGRE PRECIOSA DE JESUCRISTO



Consciente de mi nada y de Tu Sublimidad, Misericordioso Salvador, me postro a Tus pies, y Te agradezco por la Gracia que has mostrado hacia mí, ingrata creatura. 
Te agradezco especialmente por liberarme, mediante Tu Sangre Preciosa, del poder destructor de Satanás. 
En presencia de mi querida Madre María, mi Ángel Custodio, mi Santo patrono, y de toda la corte celestial, me consagro voluntariamente, con corazón sincero, oh queridísimo Jesús, a Tu Preciosa Sangre, por la cual has redimido al mundo del pecado, de la muerte y del infierno. 
Te prometo, con la ayuda de Tu gracia y con mi mayor empeño, promover y propagar la devoción a Tu Sangre Preciosa, precio de nuestra redención, a fin de que Tu Sangre adorable sea honrada y glorificada por todos. 
De esta manera, deseo reparar por mi deslealtad hacia Tu Preciosa Sangre de Amor, y compensarte por las muchas profanaciones que los hombres cometen en contra del Precioso Precio de su salvación. 
¡Oh, si mis propios pecados, mi frialdad, y todos los actos irrespetuosos que he cometido contra Ti, oh Santa y Preciosa Sangre, pudieran ser borrados! 
He aquí, querido Jesús, que te ofrezco el amor, el honor y la adoración que tu Santísima Madre, tus fieles discípulos y todos los Santos han ofrecido a Tu Preciosa Sangre. Te pido que olvides mi falta de fe y frialdad del pasado, y que perdones a todos los que te ofenden. 
¡Oh Divino Salvador! rocíame a mí y a todos los hombres con Tu Preciosa Sangre, a fin de que te amemos, ¡oh Amor Crucificado, de ahora en adelante con todo nuestro corazón, y que dignamente honremos el Precio de nuestra salvación! Amén



ORACIÓN DE REPARACIÓN 

POR LA 

CORONA DE ESPINAS 


(Dada a Bernabé por Santa Cecilia el 14 de julio de 2000) 
HIMNO 
Estoy solo, estoy abandonado 
me han dejado con la corona de espinas 
que penetran Mi cabeza 
y Mi pueblo me ha abandonado. 
Amados Míos, ¿dónde estáis? 
Esta corona de espinas ha penetrado Mi alma. 
Retiren las espinas, tengan misericordia de Mí. 
Por amor a vosotros 
Morí en la Cruz con la corona de espinas. 
Estoy nuevamente viviendo con las espinas. 
Yo Soy el Agonizante Jesucristo. 

ORACIÓN 
¡Mi amado Jesucristo Agonizante, Hijo del Altísimo! Me postro a Tus pies en medio de mi nada. 
Recuerdo todas mis ofensas hacia Ti. Te ruego, Señor, ten misericordia de mí. Mis pecados te han 
mantenido en agonía por estos miles de años. 
Te contemplo aún vivo, colgado en la Cruz, con esa terrible corona de espinas, la sangre bañando Tu 
Rostro y las espinas punzando Tu Santa Faz. Me arrepiento por ese regalo que te di: la corona de 
espinas. Deseo quitarte la corona de espinas y ofrecerte con amor una corona de oro. 

(Besando la corona y apretándola contra su corazón Santa Cecilia oró así:) 

Jesús mío, yo laceré Tu Sagrada Cabeza con una corona de espinas… 
Ten misericordia de mí, y perdona al mundo. 
Jesús mío, que sufres místicamente el dolor y la agonía de mi terrible corona de espinas en Tu 
Sagrado Corazón… 
Ten misericordia de mí, y perdona al mundo. 
Jesús mío, que sufres la ignominia de mi terrible corona de espinas… 
Ten misericordia de mí, y perdona al mundo. 


(Apretando la corona de espinas contra su cabeza, Santa Cecilia besó los pies 
de Jesucristo Agonizante en la Cruz, y oró:) 

Mi Agonizante Jesús, recuerdo cómo yo golpeé Tu Sagrada Cabeza con varilla de hierro para que te
penetraran aún más las espinas en Tu cerebro. Sentiste un dolor como si fuera un rayo que 
estremeciera todo Tu Cuerpo virginal. ¡Oh cuánto te ha hecho sufrir mi maldad! 
Cuando medito en Tu terrible caminar hacia el Calvario, lloro amargamente porque mi maldad colocó 
esa corona de espinas en Tu Sagrada Cabeza, sede de la Divina Sabiduría. Te veo cayéndote bajo el 
peso de la Cruz, que hacía que las espinas penetraran más profundamente en Tu Cabeza. 
Me veo arrastrándote y golpeándote la Cabeza con una vara. ¡No hubiera querido ser yo quien hizo 
todo esto a mi amado Salvador! 
Jesús mío, te he tratado cruelmente, perdóname, perdóname, perdona a Tu pueblo. Haré todo lo que 
pueda para retirar esas espinas, cambiando de vida de ahora en adelante. 
Mi maldad mantuvo la corona de espinas en Tu cabeza hasta Tu muerte para que así no pudieras tener ni 
un poco de alivio en Tu Pasión. ¡Señor, ten misericordia de mí! ¡Cristo, ten misericordia de mi maldad! 
Contemplo Tu Sagrada Cabeza recostada sobre el regazo de Tu Madre dolorosa estando ya muerto. 
Puedo ver las manos de Juan el amado, de María Magdalena y de Tu Madre dolorosa desprendiendo, con 
lágrimas de amor, la corona de espinas de Tu Sagrada Cabeza. Desearía ser uno de ellos para retirar la 
corona y ofrecerte a cambio una corona de oro, como muestra de mi amor hacia Ti. 

(Sosteniendo la corona de espinas y meditando en silencio, 
Santa Cecilia oró así:) 

Te ofrezco todo mi ser y te prometo cargar mi cruz tras de Ti, con alegría y amor, todos los días de mi vida. 
Recibe los méritos de mis sufrimientos y persecuciones que prometo aceptar con amor en reparación por 
mis pecados y los pecados del mundo entero. Queridísimo Jesús Agonizante, con este humilde 
ofrecimiento, deseo retirar la corona de espinas que te coloqué y ofrecerte una corona de oro. Recibe con 
amor esta corona de oro que te ofrezco. Amén. 

Padre Eterno, te he ofendido gravemente al lacerar la Sagrada Cabeza de Tu Hijo Unigénito a 
Quién tanto amas. Ten misericordia de mí. Perdóname y perdona al mundo. Amén. (Tres veces)





PROMESAS DE NUESTRO SEÑOR SOBRE 
LA CORONA DE ESPINAS 

1. Yo sanaré las heridas de los corazones de aquéllos que adoren Mi Sagrada Cabeza a través de 
esta Corona. 

2. Yo consolaré a los que Me consuelen con estas oraciones. 

3. Yo derramaré el océano de la Divina Misericordia sobre aquéllos que adoren las Heridas de Mi 
Sagrada Cabeza a través de estas oraciones. 

4. Todos los que adoren la Preciosísima Sangre de Mi Sagrada Cabeza a través de esta Corona, 
recibirán la gracia de la Divina Sabiduría. 

5. Yo custodiaré sus cinco sentidos. 

6. Cuando toquen esta Corona con amor, Yo permitiré que una gota de Mi Sangre caiga sobre sus 
cabezas. 

7. Yo renovaré el amor de un pecador arrepentido que adore misericordiosamente Mi Sagrada 
Cabeza con esta Corona. 

8. Siempre hay un rocío de Mi Preciosísima Sangre dondequiera que estén estas Espinas. No estoy 
lejos, estoy cerca. 

9. Yo coronaré la cabeza de los que adoren las Sagradas Heridas y la Sangre de Mi Sagrada 
Cabeza a través de esta Corona, con una corona de victoria. 

10. Yo prometo mostrar Mi Sagrada Cabeza un día antes de su muerte a todos los que amen su 
Corona y adoren Mi Sagrada Cabeza por medio de ella, de manera que tengan perfecto 
conocimiento de sus pecados y se arrepientan. 


El 15 de septiembre de 2001, Nuestra Madre dijo que Ella le había pedido a su Hijo Jesús 
bendecir la Corona de Espinas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario