lunes, 1 de junio de 2020

OREMOS TODOS LOS DÍAS CON LA ORACION QUE NOS DIÓ NUESTRA MADRE, LA SEÑORA DE TODOS LOS PUEBLOS




Entonces La Señora me hace ver el mundo: Es como si muchas serpientes se arrastraran por todo el globo. Y dice: "Los hombres todavía no se dan cuenta de cuán grave es la situación del mundo. Volviéndose los hombres tan superficiales, no pueden comprender cuánto daño eso causa a la fe".


Después La Señora mira largo rato hacia delante, como si mirara fijamente a lo lejos. Luego dice: "Hija, este tiempo es como el que precedió a la venida del Hijo. Por eso no puedo insistir bastante en que los hombres, que Roma, que todos colaboren en la lucha a favor de la Obra del Hijo. Ya sé que aquí y allá hay un despertar, pero está lejos de lo que tiene que ser para poder salvar al mundo. Y al mundo hay que salvarlo de la corrupción, de las calamidades y de la guerra. Envía esta oración con la imagen a los países en que la fe se ha debilitado. Y ahora me dirijo a tu director espiritual. Dile que él sabe cómo actuar. Yo ayudaré, y haréis sólo lo que yo os diga. Quiero ser La Señora de todos los Pueblos, que quiere ayudar al mundo en este tiempo. Los hombres no saben a dónde ir. Pues bien, que vuelvan a la fe sencilla y el mundo obtendrá nuevamente la paz".



Ahora La Señora se va muy despacio y le oigo decir otra vez: "Este tiempo es Nuestro tiempo".




SEÑOR JESUCRISTO, HIJO DEL PADRE, 
MANDA AHORA TU ESPÍRITU SOBRE LA TIERRA
HAZ QUE EL ESPÍRITU SANTO HABITE EN EL CORAZÓN DE TODOS LOS PUEBLOS
PARA QUE SEAN PRESERVADOS DE LA CORRUPCIÓN, DE LAS CALAMIDADES Y DE LAS GUERRAS.
QUE LA SEÑORA DE TODOS LOS PUEBLOS, 
QUE UN DÍA ERA MARÍA
SEA NUESTRA ABOGADA






La Señora continúa: "Ahora te voy a seguir explicando. Fíjate bien. Trata de comprender el contenido de este mensaje. Yo estoy de pie ante la Cruz, con la cabeza, las manos y los pies como de un ser humano. Mi cuerpo es como del Espíritu. ¿Por qué estoy así? Mi cuerpo también fue llevado al Cielo, como el Hijo. Ahora me encuentro ante la Cruz ofreciendo el Sacrificio, pues yo sufrí con mi Hijo espiritualmente y sobre todo corporalmente. Este será un dogma muy discutido".




MENSAJE 31
15 de abril de 1951



Veo otra vez esa gran luz brillante. Muy despacio, La Señora comienza a emerger de esa luz hasta encontrarse muy claramente delante de mí. La Señora no dice nada todavía, sólo me mira sonriendo. Esto dura un momento, hasta que empieza a hablar. La Señora dice: "Hija, fíjate bien otra vez".

Ahora La Señora indica el lienzo que lleva alrededor de su cintura; tengo que mirarlo bien. La Señora dice: "Has expresado todo correctamente. Estás en el buen camino. Tan sólo, mira bien este paño".



Veo entonces como si La Señora se quitara el paño de la cintura. Es un velo muy largo y Ella me hace ver como se lo pone. Con la mano izquierda sostiene el extremo del paño y con la derecha le da dos vueltas alrededor de la cintura, hasta quedar de nuevo al lado izquierdo. Luego con la mano izquierda dobla el resto del paño, de forma que queda una parte colgando.

"Escucha bien lo que esto significa -dice La Señora-. Es como el lienzo que cubrió la cintura del Hijo en la Cruz, pues estoy como La Señora ante la Cruz del Hijo. Esta imagen precederá... -La Señora espera un momento y luego repite recalcando con fuerza- ...precederá a un dogma, un nuevo dogma. Ahora te lo voy a explicar, escucha bien. El Hijo vino a este mundo como el Redentor de los hombres y la Obra de Redención era la Cruz, con todo su sufrimiento, espiritual y corporal".

Entonces La Señora se retira de la Cruz, y ahora soy yo quien está ante la gran Cruz. Otra vez siento esos terribles dolores, aún más fuertes que antes. Esto se me hace muy largo, y luego La Señora viene como en una niebla a ponerse ante la Cruz. La veo retorcerse y empieza a llorar. Su rostro expresa un dolor indescriptible y las lágrimas corren por sus mejillas. Entonces La Señora dice: "Hija mía", y es como si Ella me comunicara ese dolor. Primero se apodera de mí un cansancio espiritual; lo siento muy intenso. Luego siento los mismos dolores que antes, aunque no tan fuertes como la primera vez. De repente es como si me desplomara y digo a La Señora: "Ya no puedo más." Esto dura un momento y luego todo termina.

La Señora está de nuevo muy claramente ante la Cruz y dice: "Escúchame bien, entiente bien lo que ahora voy a explicar. Te repito: el Hijo vino al mundo como el Redentor de los hombres; la Obra de la Redención era la Cruz. Él fue envíado por el Padre.
Pero ahora el Padre y el Hijo quiere*enviar a La Señora por todo el mundo, pues Ella anteriormente también precedió y siguió al Hijo. Por eso estoy ahora de pie sobre el mundo, sobre el globo de la tierra.
 
(*
Cuando La Señora habla sobre más de una persona de la Santísima Trinidad, utiliza a menudo la conjugación singular del verbo.)
 
" La Cruz está ahí bien plantada y enraizada. Ahora viene La Señora a ponerse ante ella, como Madre del Hijo, que completó con Él esta obra de Redención. Esta imagen habla claro y desde ahora será llevada por el mundo, porque el mundo nuevamente necesita la Cruz. Pero La Señora está ante la Cruz como la Corredentora y Abogada. Esto provocará mucha oposición, pero la Iglesia, Roma, no tendrá miedo de entablar esta lucha. La cual sólo hará que la Iglesia se vuelva más fuerte y vigorosa. Esto se lo digo a los teólogos. Y además les digo que tomen este asunto en serio. Te repito: el Hijo busca siempre lo pequeño y lo sencillo para su Obra. Hija, espero que hayas comprendido bien esto y que puedas transmitirlo. Ahora te hablo especialmente a ti, hija: haz que la difusión se haga rápida".

Yo le digo a La Señora: "¿Y cómo puedo yo hacer eso? Siento tanto miedo de hacerlo". Y La Señora me dice: "¿Tienes miedo? ¡Yo te ayudo! Ya verás que la difusión se hará por sí sola. Tú vas por buen camino. Esto se ha de hacer y se hará; todos los que acepten esta oración se comprometerán a rezarla todos los días. Tú no puedes calcular lo que eso vale. Tú no sabes lo que el futuro traerá".

Entonces La Señora me hace ver el mundo: Es como si muchas serpientes se arrastraran por todo el globo. Y dice: "Los hombres todavía no se dan cuenta de cuán grave es la situación del mundo. Volviéndose los hombres tan superficiales, no pueden comprender cuánto daño eso causa a la fe".

Después La Señora mira largo rato hacia delante, como si mirara fijamente a lo lejos. Luego dice: "Hija, este tiempo es como el que precedió a la venida del Hijo. Por eso no puedo insistir bastante en que los hombres, que Roma, que todos colaboren en la lucha a favor de la Obra del Hijo. Ya sé que aquí y allá hay un despertar, pero está lejos de lo que tiene que ser para poder salvar al mundo. Y al mundo hay que salvarlo de la corrupción, de las calamidades y de la guerra. Envía esta oración con la imagen a los países en que la fe se ha debilitado. Y ahora me dirijo a tu director espiritual. Dile que él sabe cómo actuar. Yo ayudaré, y haréis sólo lo que yo os diga. Quiero ser La Señora de todos los Pueblos, que quiere ayudar al mundo en este tiempo. Los hombres no saben a dónde ir. Pues bien, que vuelvan a la fe sencilla y el mundo obtendrá nuevamente la paz".

Ahora La Señora se va muy despacio y le oigo decir otra vez: "Este tiempo es Nuestro tiempo".



PUEDEN VERSE TODOS LOS MENSAJES DE NUESTRA SEÑORA DE TODOS LOS PUEBLOS AQUI

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