DÍA 27
PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN,
POR EL AUMENTO DE ESTA DEVOCIÓN EN NOSOTROS
PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN,
POR EL AUMENTO DE ESTA DEVOCIÓN EN NOSOTROS
Y EN
TODO EL MUNDO
I
¿P
|
odríamos dejar olvidada esta súplica entre las muchas que acabamos
de dirigir estos días al Sacratísimo Corazón de Jesús? ¿Podríamos dejar de
interesarnos vivamente en su presencia, para que cada día sea más y más
ardiente en nosotros y en todo el mundo esta devoción? Con esto ejerceremos en
favor de los hombres y por su eterna salvación el más fecundo apostolado. Mira
cómo se esfuerzan los mundanos por propagar sus ideas; mira cómo sufren por lograr
lo que persiguen y cómo se exponen a diversos contratiempos. ¿Qué podríamos
hacer nosotros para extender algo más el amor a Jesús? ¿Qué hemos hecho hasta
hoy? ¿Qué nos proponemos hacer en adelante? ¿Qué propósitos pensamos concretar
en el ámbito donde nos movemos, entre nuestros amigos o familias o por lo menos
en nosotros mismos?
¡Oh buen Jesús! Bien quisiera yo extender por todo el mundo, y
hacer conocer a todos los hombres las riquezas de tu Corazón; pero ya que mis
fuerzas son pocas para tan enorme apostolado, te suplico, Jesús mío, que seas
Tú quien a todos se dé a conocer para que crezca cada día el número de los que
te aman y sirven. Sea yo uno de ellos, Rey de las almas; hazme discípulo fiel,
amigo fervoroso de tu Sagrado Corazón.
Medítese
unos minutos.
II
Grandes gracias puede estar seguro de recibir del Sagrado
Corazón el que de veras se dedique a propagar entre sus hermanos y a aumentar
en sí mismo esta devoción suya. Oigamos las palabras del Salvador a Santa
Margarita en sus revelaciones: A los que “trabajen,
dice, en extender el culto de mi Sagrado Corazón, les daré abundantemente las
gracias necesarias a su estado, pondré paz en sus familias, les consolaré en
sus penas, seré su amparo en la vida y en la muerte, bendeciré sus empresas
cristianas. A los Religiosos que trabajen en la conversión de los pecadores,
les daré fuerzas con que ablandar y mover los corazones más endurecidos. Las
casas en que se halle expuesta mi imagen, estarán llenas de mis bendiciones.
Los que se dediquen a dar a conocer mi culto, tendrán su nombre escrito en mi
corazón, y jamás se borrará de él”.
¡Oh Sagrado Corazón!, a quien atentos hemos acudido a
festejar cada día de este devoto mes! que se cumplan en nosotros, tus amigos,
estas tan consoladoras promesas! Aquí nos tienes para renovarte e1 propósito de
eterna fidelidad y constancia en tu servicio, y en el apostolado de tu Corazón.
Reina en nosotros y en nuestras casas, pueblos y ciudades; preside todos
nuestros proyectos, anima todos nuestros pensamientos, que se dirijan todos a
uno solo: el de promover sin descanso tu gloria.
¡Oh dulce Jesús! ¡Dichoso quien así viva en Ti, y en Ti muera! Que siempre sea tu Corazón
nuestro tesoro en vida para que lo sea también en toda la eternidad, donde
juntos te alabemos, gocemos y poseamos para siempre. Amén.
Medítese, y pídase
la gracia particular.
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