DECIMA ESTACION: JESUS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS.
Adoramos te, Christe, et benedicimus tibi.
Quia per sanctam crucem, team redemisti mundum.
Cuatro alguaciles fueron a sacar a Jesús del sitio en donde lo habían encerrado. Le dieron golpes llenándole de ultrajes en estos últimos pasos que le quedaban por andar, y arrastrándole sobre la elevación. Cuando las santas mujeres vieron al Salvador dieron dinero a un hombre para que le procurase el permiso de dar a Jesús el vino aromatizado de Verónica. Mas los alguaciles las engañaron y se quedaron con el vino, ofreciendo al Señor una mezcla de vino y mirra.
Jesús mojó sus labios, pero no bebió.
En seguida los alguaciles quitaron a Nuestro Seór su capa, y como no podían sacarle la túnica sin costuras que su Madre le había hecho, a causa de la corona de espinas, arranacaron con violencia esta corona de la cabeza, abriendo todas sus heridas. No le quedaba más que un lienzo alrdedor de los riñones. El Hijo del hombre estaba temblando, cubierto de llagas y despedazados sus hombros hasta los huesos.
Habiéndole hecho sentar sobre una piedra le pusieron la corona sobre la cabeza, y le presentaron un vaso con hiel y vinagre; mas Jesús volvió la cabeza sin decir palabra.
PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA.
JESÚS, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita
y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz.
Amén, Jesús.
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