domingo, 16 de noviembre de 2014

EL AMOR QUE NO ES AMADO



¡HAY DÍAS EN QUE EN MUCHAS DE MIS CASAS PASO EN COMPLETA SOLEDAD, NI SIQUIERA UN ALMA VIENE A VISITARME!

NOVIEMBRE 4 DE 2014 – 8:10 A.M.
LLAMADO URGENTE DE JESÚS SACRAMENTADO AL MUNDO CATÓLICO

Paz a vosotros, hijos míos.
Yo soy la fuente inagotable de misericordia y perdón, venid saciaros de mí, porque todos los que me busquen con sincero corazón yo los escucharé y ninguno saldrá defraudado. ¡Ay qué dolor siento por el abandono en que me tienen muchos de mis hijos!. Me desvivo de amor por vosotros, pero son muy pocos los que vienen a visitarme; mi corazón se desgarra de dolor y lágrimas corren por mis ojos al ver tanta ingratitud y tanto abandono de los que dicen ser de mi rebaño.

Cuando ya no esté con vosotros en mis sagrarios os vais a dar cuenta del Padre, Hermano, Amigo, Consejero, Abogado, Guía y Médico que perdisteis y vais a sentir gran tristeza y lloraréis lágrimas por mi partida. Hay días en que en muchas de mis casas paso en completa soledad, ni siquiera un alma viene a visitarme. ¿Por qué os comportáis así conmigo?, ¿no veis que me desvivo de amor por vosotros?; ¿a dónde están mis testigos, mis discípulos de estos últimos tiempos?. Se acercan los días en que volveré a ser entregado en manos de los malvados que usurparán mis casas y me ultrajarán y muchos de vosotros por miedo y cobardía, también me negaréis.

Cuando lleguen los días de la gran abominación muchos me darán la espalda y dirán por miedo a mis captores: nunca hemos sido sus discípulos y no le conocemos; huirán y volverán a dejarme solo. Se acerca de nuevo mi pasión y volveré nuevamente a ser entregado en manos de malhechores que ultrajarán mi Divinidad, me escupirán, pisotearán y revivirán de nuevo mi calvario. La tristeza me embarga por la llegada de esos días; venid acompañadme, no me dejéis solo; velad y orad conmigo tan solo un instante, porque lenta es mi agonía y la soledad me embarga. Ya están cerca los que vienen a ultrajarme, por sus frutos los conoceréis.

Aquí estoy macilento y triste en el silencio de cada sagrario, os estoy esperando hijos míos; no paséis de largo por mis casas; entrad y platicad conmigo. Venid a consolarme, porque grande es mi dolor al ver tanta ingratitud y olvido de parte vuestra. Os amo tanto mis pequeños, no sabéis cuánto me alegro cuando venís a visitarme; mirad, yo soy la solución a todos vuestros problemas, no busquéis respuestas ni soluciones en otras partes, porque solo yo puedo ayudaros. Solo yo soy alimento, paz y consuelo, venid a comprobarlo y os aseguro que no saldréis defraudados. Yo soy el tesoro que andáis buscando, os estoy esperando para daros mi vida eterna.

Vuestro Jesús Sacramentado. El amado, que no es Amado.
¿Quo Vadis, Domine? ¿A dónde vas, Señor?
Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad.



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